lunes, 20 de junio de 2016

ES UNIÓN DE VIDA Y AMOR, PARA SIEMPRE, ENTRE UN HOMBRE Y UNA MUJER



ROZA CORAZÓN
Roza corazón es abogada matrimonialista y para la defensa de nulidades matrimoniales ante los tribunales eclesiásticos y ante el tribunal de la rota de España y en derecho civil. Gran conocedora del matrimonio, ha escrito más de un centenar de artículos en periódicos, revistas e internet. Su anterior libro, nulidades matrimoniales, lleva ya tres ediciones en menos de 18 mese. Es miembro de la asociación española de Canonistas y de la Consociatio Internationalis Studio luris Canonici Promovendo. 

Ideas puntuales
El corazón del ser humano, hombre y mujer, está hecho para el amor. El hombre no puede vivir sin amor, pues de otro modo su vida carece de sentido. El hombre necesita encontrarse con el amor, conocer el amor, experimentarlo y hacerlo propio. Pero también llamamos amores a cosa que no son amor.
El amor conyugal es de un hombre con una mujer. La relación homosexual no puede estar abierta, como relación heterosexual, al bien de la vida. Los actos homosexuales no proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. Son contrarios a la ley natural. (p.101).

Somos complementarios

La condición sexuada: hombre y mujer no es sólo una cuestión biológica, afecta a toda la vida y a todas sus dimensiones, y se presenta en la mujer y en el hombre bajo diferencias no sólo biológicas sino también, y sobre todo, psíquicas y espirituales la mujer presenta unos determinados valores: es más rápida en reflejos y de compresión, más sentimental, más intuitiva y más sensible.
Se reconoce como virtud propia de la mujer: la delicadeza, la generosidad, el amor por lo concreto y la fortaleza. Suele dar más importancia a los detalles, y su psicología es más complicada y con más variaciones de carácter que la masculina.
El hombre tiene otros valores: reflexivo y racional, posee mayor fuerza física y es más autoritario, por lo general. Se suele decir que el hombre es más cerebral y que sus raciocinios son más lógicos (pp. 106-107).
La sexualidad en el hombre es más física que afectiva comparada con la mujer. Aunque tanto en él como en ella afecta el núcleo intimo de toda su persona.
En el matrimonio y en la familia el papel de los dos, hombre y mujer, es importante y necesario. Las diferencias entre hombre y mujer pueden generar conflictos pero precisamente por ellas es por lo que somos un complemento perfecto. (pp.107-108).
El amor conyugal es lo que lleva a él y a ella a una donación libre y mutua de sí mismo.
Puede enturbiar el verdadero amor en el hombre su deseo sexual y su fría razón, y en la mujer la complejidad del mundo de sus sentimientos que puede resultar intrincado, enmarañado y confuso, y hasta incluso inexpugnable, cuando no se puede vencer ni persuadir de aquí puede nacer un sentimiento de víctima que en ocasiones puede no corresponderse con la realidad.
Aunque parezca mentira, la fría razón en él y en ella su complicado mundo sentimental pueden jugarnos malas pasadas, llegando a oscurecer el amor y hasta hacernos perder el sentido común y la racionalidad.
El respeto muto en la relación hombre-mujer es fundamental. Hay una barrera que nunca se puede traspasar porque, prácticamente, es irreparable. (108-109)

¿Es posible que la admiración permanezca?
En la buena relación hombre-mujer es necesario que se dé algo de admiración hacia el otro. Cuando nos enamoramos admiramos al otro, tanto que el peligro está en que lo que nos lleva a admirarle nos impida ver defectos u obstáculos importantes; y de ahí el famoso dicho “el amor es ciego”
Nadie es perfecto y todos tenemos cosas buenas y malas unas dignas de admirar y otras que sería mejor no tenerlas. (p. 112).

Referencia bibliográfica

Corazón, R. (2003). Cásate y verás. Prologo de Fernando Vizcaíno Casas. Marova. Madrid. 

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